lunes, 18 de octubre de 2010

Decisiones condicionadas...


Fue este pasado domingo alrededor de las 2 de la tarde, había decidido no salir hallándome solo en casa. Me encontraba un poco adormecido con un libro entre mis manos. Sonó el timbre de calle. ¿Quién sería? Tal vez un vendedor, pensé. Abrí el postigo que da a la acera, bajé los ojos para verlos, eran un niño y una niña de unos 9 ó 10 años, con las caritas sucias. Tenemos hambre ¿nos puede dar para comprar algo? Pregunto el niño. No puedo darte dinero, si quieres te doy pan ¿Quieres? Si, si contestó, ¡esta bien! Regresé a la cocina, coloqué unos panes frescos en una bolsa, junto con unos alfajores dulces. Regresé junto a la puerta, ¿De donde son, de aquel lado pregunté? señalando hacia la izquierda. No, de allá contestó señalando con el brazo hacia atrás de ellos. Antes de abrir la puerta para entregarles la bolsa, en segundos pensé en muchos porqués. No traen nada en sus manos ¿Qué raro, nadie les ha dado nada? Si vienen desde lejos ¿Por qué no llevan una bolsa más grande? Piden dinero. Habrá un adulto que los lleva para pedir, ¿La finalidad del dinero, será alimento u otra cosa como droga o alcohol para los padres? Y…cerrando mis pensamientos, todos los días en algún lugar sucede un hecho de inseguridad, o atentado contra la seguridad de las personas. ¿Al abrir la puerta, no habrá alguien a un costado que ingrese para robar? Abrí la puerta, les entregué la bolsa, cerrando de inmediato tras esta acción. Ni saque la cabeza, para ver con si se hallaban solos, hacia donde se dirigían. En fin, no hice muchas de las cosas que normalmente haría.

Era un día feriado, en un horario sin gente ni movimiento en la calle, los hechos de violencia, de inseguridad que suceden por distintos lados, va condicionando nuestra libertad de accionar. Las formas para cometer delitos, son de lo más inusitadas, intervienen o utilizan ancianos, mujeres, niños, para dar un grado de tranquilidad que no es tal. Terminando finalmente en un hecho delictivo. No hay estadísticas para saber la cantidad real, pero sucede. Sin entrar en un grado de paranoia, convivimos con esta realidad que condiciona nuestra forma de vida normal. Solo comento este hecho, hay que estar aquí para saber porque la gente se va volviendo más desconfiada. Supongo que a estos inocentes, muchos no les habrán abierto la puerta para darles nada por ese motivo. Esto no es normal aquí ni debería seguir sucediendo.