lunes, 7 de septiembre de 2015

Historia de amor no correspondido.

Diciembre había llegado, el calor era denso, pesado, Leonardo no lo pensó más, decidió huir de Buenos Aires, tomarse unas vacaciones, alejándose de tráfico, ruidos, obligaciones laborales. Una vez en la ruta en su Volkswagen, recorrió los cuatrocientos kilómetros que lo separaban, hasta llegar a Tandil, la ciudad de las sierras bajas, tierra fértil, con olores a campos verdes y aguas claras del lago. Luego se desvió, avanzó cien metros por un camino de tierra, divisando a Don Basilio, un viejo amigo de su padre aguardándolo en la vereda. Detuvo el auto, bajando rápidamente para fundirse en un abrazo con el búlgaro.- Que bueno que viniste Leo, hace dos años que no lo hacías. -Pasa, pasa, tengo preparado un guiso hecho con perdices que ayer mismo cacé .-Usted se ve muy bien Basilio, debe ser el aire de aquí. - Ya lo creo, aquí todo es mas calmo.- Mira la cara que traes cada vez que vienes, ojeroso, blanco, flaco, de aquí te vas con el color de la salud. -Tiene razón, la gran ciudad mata, parece que uno no puede dejar de correr, por suerte termino con la universidad el año próximo, tendré más tiempo para esparcimiento. Luego de degustar el exquisito estofado, acompañado por un buen vino, siguieron charlando y riendo, mientras se contaban mutuamente anécdotas e historias.

A las cuatro de la tarde Basilio, lo invitó a visitar a Natalia su vecina, que vivía a continuación de un gran lote de tierra que separaba ambas casas. Al llegar, está los recibió con alegría, conocía a Leo desde pequeño, cuando llegaba en compañía de sus padres. Leo comprobó la presencia de una joven de cabellos lacios y ojos negros que lo miraba con atención. - Es mi hija, Mariana, afirmó Natalia, se recibió de Veterinaria en la universidad de aquí,  por ahora está todo el día en casa. - Ah, si, dijo Leo, mientras daba un beso en la mejilla de Mariana, recuerdo cuando eras pequeña, jugábamos a las escondidas, debes tener veinte y cuatro años ahora. - Si, y tú veinte y tres, ¡Qué alto que estás! ¿Tienes novia? No, no, nada formal, solo amigas, no he tenido tiempo para buscar mi alma gemela, jajaja. Luego, juntos los cuatro, continuaron tomando unos mates con bizcochitos salados, mientras conversaban de todo un poco.

Los días siguientes transcurrieron entre caminatas por senderos recorriendo el lugar, más de una vez Leo y Mariana, fueron hasta el pié del cerro “La piedra movediza”, ascendiendo hasta lo más alto, desde allí veían la belleza de los alrededores. Cuando los sorprendía la noche, le resultaba hermoso ver las luces del centro, así como el cielo plagado de estrellas que en Buenos Aires centro, ni podía verlas por los edificios cercanos. Alguna noche fueron a cenar, otras a bailar con amigos y amigas de Mariana, Leo se integraba totalmente, eran todos jóvenes que se divertían sanamente. Habían pasado quince días ya, el “porteño”, citadino, también le decían, había bronceado su cuerpo, por la exposición al sol, se veía completamente distinto al día en que llegó. Había aprendido hasta a ordeñar sentado en un asiento bajo la vaca lechera que Basilio tenía, también degustaba frutas en almíbar, leche fresca recién ordeñada, quesos y yogur hechos en el lugar.

Mariana le pedía a su madre que hable con Basilio e intervinieran, porque Leo le había dado su amistad pero de amor no decía nada, y ella estaba locamente enamorada de él. Una tarde Basilio le dijo a Leo, sabes que te aprecio mucho, quisiera regalarte la fracción de tierra de al lado, podrías venir a vivir aquí, ir construyendo tu casa de a poco. Natalia y yo te ayudaremos, nos gustaría que formes pareja con Mariana, se ven muy bien los dos. Leo se quedó sorprendido ante el ofrecimiento, tratando de elegir las palabras que no hieran la sensibilidad del búlgaro, le contestó. – Le agradezco infinitamente, pero no puedo aceptar, aquí no hay trabajo para desarrollar mi carrera, no quiero vivir haciendo lo que no me gusta, por otra parte a Mariana, la considero una amiga, no estoy enamorado de ella. –El amor es así, afirmó Basilio, se puede querer y no ser querido, pero el darte la tierra sigue en pié, avísame y te la transfiero cuando quieras. – Nuevamente gracias, tengo en cuenta su ofrecimiento amigo.

Dos noches después Leo se había quedado a dormir en una habitación en casa de Natalia, cerca de las dos de la madrugada escuchó la puerta abrirse lentamente. Era Mariana que en su fina enagua rosa entraba. ¿Qué haces aquí? Preguntó. - Es que mañana te irás, quiero dormir esta noche contigo, así conservaré un recuerdo feliz de ti. ¿Estás segura? Sabes que lo nuestro no tiene futuro, no estoy enamorado. – Lo sé, siempre has sido sincero conmigo, pero regálame esta noche, quiero guardarla en mi arcón de recuerdos. -Bueno, ven, le contestó, dejando que ella entre bajo las blancas sábanas. Sucedió lo que tenía que suceder entre dos vidas jóvenes pero adultos, sin compromisos. A la mañana siguiente parecía que los pájaros cantaban más alegres que nunca. Luego de desayunarse juntos, Basilio, Natalia, y Mariana lo despidieron. Leo subió a su auto emprendiendo el regreso hacia la maraña de su ciudad, pero llevaba un secreto guardado…que le hacía sonreír y cavilar.

Diez años más tarde Leo volvería ya casado, con su mujer Laura, y su pequeño hijo de seis años Nicolás, Basilio y Natalia salieron a su encuentro, felices de verlo, minutos después apareció Mariana. Luego de darle un abrazo Leo le presentó a su mujer y su hijo, enseguida le preguntó ¿Qué es de tu vida? Bien, bien, replicó ella. En ese momento se acercó un niño rubio de ojos verdes como los de Leo, Este es mi hijo Diego,  dijo Mariana, tiene 9 años. ¿Te has casado? inquirió él, -No, nunca encontré el hombre que me enamore lo suficiente - contestó Mariana. Leo abrazó al niño, ¿Sería suyo pensaba para si? Durante su estadía nunca le preguntó a Mariana ni ella le dijo nada al respecto. Cuando llegó el momento de la partida, se despidieron, pero el se iba con un sentimiento de culpa por no haberse atrevido a preguntar. La presencia de Laura tal vez tuviera que ver con su inhibición, pero se prometió que no pasaría mucho tiempo sin salir de la duda. 

Este es otro post que rescato de tiempo atrás, con alguno ajustes en el final.
Si pasas por aquí, agradezco tu visita....